Cada vez más, la palabra “curso” parece diluirse en un océano de contenido online, extendiéndose hasta perder su verdadero significado. Me pregunto, y quizás tú también, ¿qué es realmente un curso? ¿Y cómo se distingue de cualquier video o lista de reproducción en YouTube que promete enseñarnos algo nuevo?
Desde hace más de 10 años, la formación es uno de los pilares fundamentales en mi carrera profesional. Llegué a este mundo un poco de rebote pero, tengo que reconocer que me siento como pez en el agua diseñando, impartiendo y mentorizando cursos basados en diferentes tecnologías.
Es por eso que cuando se habla de cursos me gusta ser muy detallista sobre qué características se ofrecen y cómo se cuida al alumno.
El gran dilema de YouTube: ¿Educación o entretenimiento?
Entiendo que para llamar la atención del mayor número de personas, el título en los vídeos es fundamental y colocar la palabra curso puede hacerte ganar muchos visionados.
En Youtube podemos encontrar dos formas diferentes de hacer vídeos sobre programación. La primera iría más orientada a todos aquellos junior que quieran dar sus primeros pasos. Puedes encontrar vídeos sobre conceptos básicos pero que, en muy pocas ocasiones llegan a solucionarte problemas en la vida real.
Si eres junior y te encuentras este tipo de contenido puede ser que te dediques a copiar y pegar código del vídeo y sí, te salga exactamente igual pero, ¿esos conocimientos vas a ser capaz de ponerlos en práctica?.
El segundo tipo de vídeo está dedicado a un público un poco más senior y sobre todo trata de dar luz a todas esas nuevas características o versiones que van apareciendo de las herramientas favoritas por el público.
El interés de estos vídeos radica sobre todo en aprender estos nuevos conceptos de manera rápida y en ocasiones muchas de las cosas se dan por comprendidas por lo que limita bastante el público para los que están dirigidos.
En canales dedicados a la programación es normal acudir a las novedades para poder llamar la atención del público objetivo y poder escalar en visionados y suscriptores.
(Todo esto lo digo con un amplio conocimiento de causa porque yo mismo me dedico de manera profesional a crear este tipo de contenido).
¿Qué me deberían ofrecer para poder considerarlo un curso?
No voy a ser yo el que diga que todo lo que encontramos en internet es malo. El consumo autodidacta de contenidos de diferentes plataformas para poder crecer como profesionales en el ámbito de la programación es una de las técnicas más comunes.
Pero quizá, esta estrategia no es válida para un perfil junior.
La cantidad ingente de información que encontramos con una simple búsqueda puede ser bastante abrumadora para una persona que no tenga una gran experiencia con la plataforma o tecnología de la cual desea recibir formación.
Y éste concretamente es uno de los primeros puntos que me gustaría destacar. Un curso se debe caracterizar por ofrecerte una guía paso a paso, diseñada desde la experiencia y que te permita encontrar sentido a todos los conceptos que vas a aprender en tu formación.
Los conceptos y los diferentes ejemplos no hacen bueno a un curso. La experiencia del formador y la capacidad de transmitir los problemas y aciertos por los que ha pasado anteriormente es lo que le puede aportar al alumno una visión más cercana y sobre todo alejada de los típicos tecnicismos aburridos que encontramos en todas las tecnologías.
Si tienes que seleccionar un curso u otro fíjate sobre todo en el diseño del mismo, en el recorrido que plantea y aléjate de todo aquello que sea una lista interminable de tecnologías. Para aprender a programar no hace falta conocer las últimas tecnologías ni estar al tanto de los últimos frameworks que lo están petando en el mercado. La capacidad para asimilar novedades es algo que se va adquiriendo con la experiencia.
Sin duda alguna, el punto clave que puede hacer destacar una formación sobre el resto es la capacidad que tenga el grupo formador para poder acompañarte en cada paso de tu camino.
La diferencia fundamental entre un curso y una simple recopilación de recursos radica en la figura del formador. Este no es solo un experto en su campo, sino un verdadero mentor que acompaña al alumno en su viaje de aprendizaje. La habilidad para contextualizar la información, adaptar la enseñanza a distintos niveles de comprensión, y sobre todo, inspirar y motivar a los estudiantes, son las marcas de un gran formador.
Aprende desde ya a buscar el valor de un curso por la capacidad del formador para crear un entorno de aprendizaje que fomente la curiosidad, el análisis crítico y la innovación. Un formador excepcional sabe que su rol va más allá de transmitir conocimientos; su objetivo es despertar en los alumnos el deseo de aprender, explorar y aplicar lo aprendido de manera creativa.
El formador es, por tanto, el eje fundamental de cualquier curso de calidad. Debe ser capaz de guiarte a través de los conceptos más complicados con claridad, proporcionarte feedback constructivo y personalizado, y ayudarte a ver los errores no como fracasos, sino como oportunidades de aprendizaje.
Analizar y saber resolver los errores es fundamental cuando estamos aprendiendo a programar. Si además somos capaces de asimilarlos para poder darles solución cuando nos vuelvan a aparecer, estaremos dando grandes pasos en nuestro camino hacia el aprendizaje.
Es por ello que, al elegir un curso, uno de los aspectos más importantes a considerar debería ser la experiencia y la filosofía de enseñanza del formador. Busca alguien que no solo sea un experto en la materia, sino que también demuestre pasión por enseñar y por ayudar a otros a crecer. Un buen formador puede transformar la información compleja en lecciones comprensibles, interesantes y, lo más importante, aplicables al mundo real.
En resumen, el impacto de un curso depende enormemente de la calidad de su formador. Un curso verdaderamente enriquecedor es aquel que te ofrece la oportunidad de aprender de alguien que no solo comparte su conocimiento, sino que te guía, te inspira y te prepara para enfrentarte con confianza a los desafíos futuros. Por tanto, la próxima vez que busques un curso para avanzar en tu carrera, presta especial atención a quién estará al frente de tu aprendizaje. Un gran formador no solo te enseñará; cambiará tu manera de ver y abordar los problemas, marcando una diferencia profunda y duradera en tu desarrollo profesional.